Escudo

El escudo de la Hermandad fue ideado por el artista malagueño Juan B. Casielles del Nido (1977). La versión en dibujo corresponde a Jesús A. Castellanos Guerrero (1996) y fue adoptada tras su publicación en el tomo IV –correspondiente a heráldica– de la obra ‘Semana Santa en Málaga’ (Ed. Arguval), mientras que la versión bordada en el guión de la Hermandad corresponde a Eloy Téllez Carrión (2002), quien realizó ligeras modificaciones.

Está conformado por la Cruz del Santo Sepulcro de gules en jefe sobre campo de plata y dos óvalos acolados en punta que acotan un campo de azur (campo de plata en su versión bordada): en lado diestro, una azucena entre cardos; y en el lado siniestro, el de la orden de los Mínimos. Filiera de oro con un rosario de gules (de oro en su versión bordada) con su cruz en punta.

La cruz potenzada de la orden del Santo Sepulcro, cantonada de otras cuatro cruces también potenzadas alude a la forma cuadrada revelada de la Jerusalén celestial. La justificación en nuestro escudo se encuentra en la advocación del Cristo Yacente, relacionada con la sepultura de Jesús; en el hecho de que el Monte Calvario queda dentro de la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén; y que ésta aparece ya representada en el retablo de la Capilla, tanto en la urna del sotabanco como en el sol resplandeciente que remata el retablo.

El “Charitas” irradiante sobre campo de azur es el lema de la Orden de los Mínimos del Bendito Patriarca San Francisco de Paula.

La azucena o lirio, por su pureza e inocencia, es un símbolo de la Virgen María. En la tradición bíblica es un símbolo de elección. En la Anunciación el ángel ofrece una azucena a la Virgen. En la estancia suele aparecer una azucena en un jarrón simbolizando el abandono a la voluntad de Dios. La Virgen es elegida flor entre los cardos de la que habla la Sagrada Escritura “como lirio entre cardo es mi amada entre las doncellas” (Cantar de los Cantares 2, 2)