Santo Cristo del Calvario

El Santo Cristo del Calvario es el segundo titular cristífero de la hermandad. Se trata de una imagen de Cristo crucificado que se encuentra en el lateral derecho de la capilla y recibe exclusivamente culto interno.

Santo Cristo del Calvario

Realizado por el profesor e imaginero Juan Manuel Miñarro (Sevilla, 2005). Bendecido el 6 de marzo de 2005 y donado a la Hermandad por un grupo de devotos.

Es una portentosa imagen del Redentor, realizada por Juan Manuel Miñarro López en madera de cedro, y que alcanza las más altas cotas en cuanto a calidad. En esta obra, Miñarro vuelve a plasmar su buen hacer en pequeños detalles como el remolino de sangre que cae de la corona de espinas, claro símbolo del arte de Martínez Montañés (véase el Cristo de la Clemencia, de la Catedral de Sevilla). Los clavos aparecen clavados en las muñecas; los codos están completamente desencajados con muestras del dolor sufrido, y las venas de los brazos hinchadas y marcadas. En la zona frontal de la imagen, se pueden observar diversos moratones y diversas heridas frutos de la pasión y del martirio al que fue sometido Jesús, de la misma forma aparecen varios hilos de sangre, aunque no de forma abundante. La espalda, tratada de una forma magistral, parece real, parece que está en carne viva: la abundancia de latigazos, moratones, hematomas y sangre así lo demuestran.

Todas las heridas y llagas están recreadas en la imagen siguiendo los estudios sobre la reliquia de la Sábana Santa de Turín, tema en el que el escultor es un experto reconocido. Recoge, por tanto las heridas más características de la flagelación romana. El paño de pureza tiene la característica de poseer numerosos pliegues y en uno de ellos el autor ha colocado la frase “STAT CRUX DUM VOLVITUR ORBIS” (Mientras el Mundo gira, la Cruz permanece). Las extremidades inferiores también destacan por su gran dramatismo, que se puede observar en los numerosos regueros de sangre que recorren la imagen, y los moratones en las rodillas. Los pies están recorridos por abundante sangre, fruto del clavo que los atravesó, y que se encuentra tallado de forma magistral: prueba de ello es la sangre que se puede observar al final del clavo, justo antes de llegar a la cruz. En definitiva, podemos decir que estamos ante uno de los mejores crucificados de Málaga en cuanto a su realismo y su calidad artística.

La imagen realizada en madera de cedro mide 2 varas y dos pies castellanos (1,82 m.). La cruz de soporte se remata con un INRI escrito en latín, griego y arameo. Lleva un relicario en plata que contiene una piedra del Calvario de Jerusalén autentificada por el Custodio de los Santos Lugares.